Unos minutos después, Tinka vio aparecer a los makololos y asustado, salió huyendo; pero éstos, para demostrarle que no querían hacerle daño, tiraron sus armas al suelo y bailaron una danza de bienvenida.
Tinka les explicó su historia y todos decidieron ayudarle a buscar la Serpiente pero no lo consiguieron. Entonces, el jefe ordenó que prepararan cestas de fruta y pellejos de agua para ir a ayudar a los bosquimanos.