Cuando despertó, se encontraba en una cueva llena de frutas, carne, pieles y ollas, en ella había un hombre de piel oscura, llamado Xuma, que le explicó lo que en realidad le había pasado y le dio una bebida dulce y refrescante que le produjo sueño.
Xuma le contó porqué su pueblo le rechazaba, en realidad le tenían miedo porque pensaban que era un fantasma ya que le habían dado por muerto después de un accidente de caza. Cuando Tinka se recuperó se fue a buscar a la serpiente al otro lado de la montaña donde vivían los Makololos.